He completado el primer círculo. He vuelto a caminar sobre mis huellas. Paseando en la oscuridad, me he encontrado en el lugar donde hace mucho tiempo abandoné toda mi sabiduría. Durante mucho tiempo la he estado buscando, desconocedor hasta ahora de que la verdadera felicidad está delante mío, aunque mis brazos no llegan a alcanzarla.
La espiral sigue su curso, y en mi próxima parada recogeré destellos de luz que hoy no he podido distinguir...
No sé en que casilla estoy, ni siquiera sé como es el tablero. Corté los hilos que me sujetaban y los dados dejaron de rodar. He despedido al azar por bajo rendimiento, ahora no hay camino que recorrer. Cada paso que doy se transforma en una autopista o en una ciénaga nocturna. Estoy justo en el centro del cerebro, ante mí todo el Universo para explorar. No todo. Hay sitios en los que ya he estado. Sitios que no quiero volver a pisar, y lugares en los que desearía estar. En la oscuridad de lo desconocido, dí un paso en una dirección que creía nueva, pero en menos de lo que parpadea un ojo, el desierto se ha convertido en un frondoso valle y los buitres se han transformado en ruiseñores. Ha sido sólo un instante, agradable, pero una mano invisible me ha apartado de allí arrojándome a un mar de cerezas de cristal.