Voy a subir a la colina nevada. Tengo que encontrar el manantial dónde nace el río de la esperanza y hablar con las rocas para que dejen de malgastar sus lágrimas de cristal. La alfombra verde es muy cómoda y los presidentes persuasivos.
He roto la ventana y puede que un último suspiro más rápido que un guiño haga tambalearse la alfombra y los chamanes enciendan sus pipas.