7 d’ag. 2010

My Feet Hit The Ground

Desnudo, despidiéndome del oscuro ropaje que me acompañaba, cierro los ojos y dejo que la fuente sagrada me vista con su aliento. Su fuerza me envuelve y me obliga a respirar la llama del fuego original. Una luz conocida vibra en mi interior, incenciando cada átomo de mi  cáscara y despertando la conciencia de un bosque dormido. Maravillado ante esta visión, mi mente se alza hacia el Absoluto emanando sordos gritos de agradecimiento. Una parte de mí que no recordaba, observa como mi cuerpo, enraízado en la tierra, escupe bocanadas de imágenes que van modelando el paisaje con cada exalación. El negro infinito es ahora un majestuoso y frondoso bosque. Los árboles alzan sus brazos al cielo y los pájaros me dan la bienvenida. En mis pies descalzos, siento la vida latir, y oigo un río serpenteante habitado por agua cristalina fluyendo armosiosamente hasta más allá de lo que mi vista puede alcanzar. Este bosque es una parte de mí, y yo soy parte de él. Un gran roble corona el horizonte.