Cuando el Sol se alza majestuoso en su cénit y sus brazos me arropan, yo me olvido por unos instantes de mi cuerpo y me sumerjo en las profundidades de mi ser. Allí me espera el águila que me presta una vez más su esencia para seguir descubriendo el Universo olvidado. Con mis alas desplegadas hacia los 4 vientos, planeo libre sobre todos los tiempos y lugares que han existido o existirán, y mis recuerdos iluminan los senderos ocultos. En uno de ellos me encuentro con el ave de ojos de amatista y sabiduría silenciosa. Con nuestras alas entrelazadas penetramos en el interior de la Pirámide de cristal. Desde el centro del Gran Salón, y a medida que nos desprendemos de nuestro plumaje, nos llegan cánticos de delfines que descienden desde la cúpula y nos envuelven en un rayo de luz y nos eleva hacia las estrellas, hacia un punto luminoso en el espacio, hacia nuestro hogar.
21 d’ag. 2011
21 de febr. 2011
Waiting For The Sun
Mente y cuerpo se detienen a mi voluntad. Un peso metálico cae sobre mis párpados y éstos se cierran, pero no me detengo, sigo avanzando por el sendero. Aguas invisibles limpian mis recuerdos mientras sonidos arcanos me instan a saltar, justo a tiempo para dejar pasar el péndulo bajo mis pies.
Mientras se acerca ese instante, observo como el gran engranaje cósmico se va alineando, como a cámara lenta, y una barca construída con eones de conocimiento, con símbolos de fuego y aire, extrañamente familiares para mí, se acerca implacablemente surcando las estrellas.
Cada recuerdo que florece provoca un implosión en mi conciencia y el primer velo se va apartando dejando al descubierto mis entrañas. Allí está todo lo que necesito, nada tengo que buscar fuera de mi universo interior, pues él contiene todo lo que busco, como una miniatura infinita del gran océano cósmico.
1 de gen. 2011
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